lunes, 24 de agosto de 2009

Los Pipiles

Pueblo de orígen nahuatl
en Centroamérica.


Cuando los españoles llegaron a este continente, encontraron que además del centro de México, había pueblos de habla náhuatl por toda Centroamérica, hasta el Golfo de Nicoya, y tal vez mas allá, hasta el Golfo de Osa. Esto debido a las migraciones que a partir de la caída del Imperio Tolteca, se dieron hacia el sureste de México y mas allá aún. Estos pueblos, chorotegas, pipiles y nicaraos, principalmente, emigraron siguiendo rutas hacia el oriente hasta llegar a la costa del Golfo de México, bajando luego por el Istmo de Tehuantepec y tomando después la costa Pacífica de Chiapas para establecerse finalmente en el sureste de Guatemala y el occidente y centro de El Salvador. Aunque se cree que aquí fue donde se desarrollaron sus sitios principales, también se establecieron a lo largo de la Costa Pacífica de Nicaragua y Costa Rica. Algunos cronistas de principios de la colonia, como Fray Juan de Torquemada calcula que estas migraciones pudieron haber llegado a Centroamérica entre el 866 y el 966 d.c.; Thomson, Lehmann y Jiménez Moreno calculan que podría haber sido entre el 748 y 852 d.c.; la evidencia arqueológica indica que probablemente ocurrieron entre 900 y 1200 d.c., ya en pleno período Postclásico. Pero hay otra serie de migraciones que fluyen a Centroamérica entre el 1,200 y el 1,350 d.c. Kirchkof reconstruye la salida de los nonohualcas desde la salida del centro de México en el siglo XIII, y dice que siguieron la misma ruta que las migraciones anteriores, hasta su llegada a Cuscatlán
Estos pueblos, específicamente y enfocados ya directamente a los pipiles de El Salvador, traían todas las tradiciones culturales de los pueblos de habla náhuatl del centro de México, lo cual se observa en su patrón de asentamiento, arquitectura, religión, organización social y política. En Guatemala se establecen en Yzcuintlan y Mictlan (actuales Escuintla y Asunción Mita), y en Ecalços (actual Izalco, El Salvador), durante el período conocido como Postclásico Temprano.
El término “Pipil” viene del mexicano o náhuatl “Pipiltzin”, que quiere decir “Noble”, es decir, gente que pertenece a la nobleza o a un rango muy elevado dentro de la sociedad, Así que las gentes que emigraron hacia Centroamérica son gente de linaje noble, es decir Pipiltzin o Pipiles.
Ya establecidos en territorio salvadoreño, van desarrollando su cultura y poco a poco se van integrando en dos grandes señoríos. El primero de ellos fué el de Tecpán-Izalco, tenía bajo su dominio los pueblos de Izalco, Caluco, Nahulingo y Tacuscalco, el otro fué el Señorío de Cuscatlan formado por los pueblos de Cuscatlan, Cojutepeque, Nonualco, Tecoluca, posteriormente se integraron los pueblos de Nahuizalco y Mazahuat, que habían pertenecido al otro señorío.
Los sitios del Postclásico Temprano muestran una tendencia a estar ubicados en la cima de los cerros, como Cerro de Ulata y Azacualpa, algunos de los sitios del Postclásico Tardío como los pueblos de Cuscatlán y los Izalcos, Acatepeque, Zapotitán, Loma China y Cihuatán, se ubicaron en los valles, en la planicie costera o en las riveras de los ríos. Después de la conquista española, todos los sitios en las cumbres que estaban ocupados durante el posclásico tardío, fueron abandonados. Este cambio tal vez se debió a la práctica española de congregación (reubicación forzosa) para mayor control de la población indígena. Aunque algunos sitios fueron quemados y abandonados al final del Postclásico Temprano, posiblemente como consecuencia de un conflicto con otro grupo pipil, como los nonoalcas.
Entre los pipiles, los linajes nobles controlaban el uso de la tierra y era el privilegio del soberano asignar el uso de la tierra comunal a los jefes de cada linaje. A su vez cada linaje tenía sus plebeyos afiliados y esclavos para trabajar la tierra.
La sociedad pipil estaba dividida en tres clases: los nobles, los plebeyos y los esclavos. La afiliación de clase fue por lo general hereditaria, pero los puestos de alto rango requerían la legitimación social, de tal manera que la movilidad vertical fue posible solo por medio de la realización de hazañas en la guerra; un plebeyo podía distinguirse en la guerra y lograr así el estado noble. Los nobles ocuparon los altos puestos políticos y religiosos; fueron caciques, miembros del tatoque (consejo), capitanes de guerra y sacerdotes. Los plebeyos fueron agricultores, cazadores, pescadores, soldados, comerciantes y artesanos. Los esclavos, generalmente cautivos de guerra, fueron explotados por su mano de obra y a menudo fueron víctimas del sacrificio.

Los pueblos pipiles estaban organizados a la manera de los pueblos nahoas en calpullis. Un calpulli fue una unidad político-administrativa de tamaño variable que no necesariamente estaba determinada por el parentesco. El pueblo de Caluco en el departamento de Sonsonate, por ejemplo, estaba dividido entre cinco calpulli, cada uno con su propio cacique o cabeza titular. Casi todas las familias nucleares tenían huertas de cacao que probablemente se les habían asignado antes de la conquista en el contexto del calpulli al cual pertenecía cada una.
Los conquistadores españoles encontraron en Centroamérica una cantidad de sociedades indígenas basadas en la producción de un excedente económico. La sociedad pipil poco antes de la conquista, ya se diferenciaba en clases sociales y tenía una economía tributaria. El pago de tributos se hizo en productos agrícolas y en productos de hechura artesanal especializada. Después de la pacificación de la región, los pueblos pipiles pagaron tributo a sus encomenderos españoles en cacao, algodón, mantas, maíz, chile, frijoles, miel, pescado y sal. Mismos productos que fueron objeto de tributo antes de la conquista.
La religión pipil muestra muchas semejanzas con la de los aztecas. Los pipiles tenían un sacerdocio especializado que consistió de varios rangos. Según García de Palacio, los pipiles de Mita tenían un “papa” (sacerdote supremo) que llamaban teucti (teucti, equivalente al azteca teuctli). El teucti usaba una vestidura azul y un tocado con plumas de quetzal. El sacerdote segundo tenía el título de tehuamatlini y era “el mayor hechicero y letrado en sus libros”. Cuatro sacerdotes auxiliares, conocidos como teupixqui, ayudaban en las ceremonias, cada uno de ellos llevaba una vestidura de color distinto (negro, rojo, verde o amarillo). Además, tenían un “mayordomo que se encargaba de los sacrificios. García de Palacio también informó que los pipiles tenían dos tipos de ritos de sacrificio, según la víctima fuera de la comunidad o cautivo de guerra. Las víctimas de la comunidad eran hijos ilegítimos, de seis a doce años de edad, sacrificados dos veces al año: uno al principio del invierno y otro al principio del verano. Estas ceremonias probablemente marcaron los solsticios. Tenían un carácter sumamente secreto, pues solo las observaban los caciques y los indios principales. Los cautivos de guerra eran sacrificados en público, con ceremonias de danza que duraban de cinco a quince días. Los sacerdotes vivían en los templos llamados teupas (teupan). Según García de Palacio, el templo mayor estaba junto a la residencia del sacerdote supremo. La arqueología comprueba esta asociación.
Entre sus principales dioses podemos encontrar algunos de los mas importantes del Panteón Mexica: Xipe-Tótec, Tláloc, Huehuetéotl. García de Palacio mencionó a dos de ellos: Quetzalcóatl e Itzqueye. El último fue una diosa madre que tuvo su origen en la costa del Golfo de México. García Palacio también mencionó que los pipiles de Mita tenían un “ídolo.....señalado para la caza y pesca”. Este probablemente fue Mixcoatl. Manejaban los dos calendarios comunes en toda Mesoamérica, el de 260 y el de 365 días.
Se ha encontrado evidencias de uso de los mismos elementos arquitectónicos y distribución espacial similar a la del centro de México, como el uso del Talúd-tablero; alfardas muy anchas que culminan en “Dados”, limitan las escalinatas. El espacio sagrado está delimitado por muros similares a los Coatepantlis de Tula, Tenayuca y Tenochtitlan y, dentro de este espacio, uno o varios Juegos de Pelota con sus respectivos Temazcales En algunos sitios como Cihuatán hay un templo circular dedicado a Ehécatl; no hay que olvidar que el culto a Quetzalcóatl fué de vital importancia en toda Mesoamérica. Se cree que algunos sitios como Loma China, pudieron haber sido colonias de los pochtecas mexicas.
En cuanto a los materiales encontrados en las investigaciones arqueológicas se encuentran piezas de cerámica tipo Nicoya Polícromo, Plomizo Tohil, Anaranjado Fino Silho, figurillas algunas procedentes del Valle de México, navajillas de obsidiana verde procedente de Sierra de las Navajas en el Estado de Hidalgo, esculturas de piedra tipo Chaac-Moll, así como vasijas tipo Tláloc, esculturas en cerámica y piedra de Xipe-Tótec, Mictantecuhtli; braseros bicónicos y figurillas con ruedas.
La evidencia arqueológica sugiere algunos sitios fueron abandonados desde finales del Postclásico Temprano o principios del Postclásico Tardío, debido a conflictos que los grupos pipiles tenían entre si. Los españoles aprovecharon la organización económica, política y social que los pipiles tenían antes que ellos llegaran para organizarlos y convertirlos en tributarios de la corona, sin antes haberlos pasado por un doloroso proceso de dominación. Quizás uno de los documentos mas importantes para el conocimiento de los pipiles, al momento de la conquista, sea la Relación escrita en 1532 por el Fraile Francisco Marroquín.

Bibliografía:
-Fowler, William R.
EL SALVADOR, Antiguas Civilizaciones.
Fomento Cultural Banco Agrícola de El Salvador
1995
San Salvador, El Salvador C. A.

Las imágenes siguientes corresponden a paisajes, objetos y sitios de la cultura Pipil en El Salvador