martes, 1 de septiembre de 2009

CIHUATAN

Antigua Ciudad Pipil
en El Salvador

Mi cuate Guillermo Chocano (arqueólogo guatemalteco) y yo decidimos tomarnos unos días de descanso después de una jornada larga de trabajo en un proyecto arqueológico a orillas del Lago de Atitlán en Guatemala y partimos hacia El Salvador, a visitar a algunos de nuestros amigos que viven ahí. Estamos en El Salvador, específicamente en Santa Tecla, quizá la ciudad más aristocrática en tiempos pasados en el centro de esta pequeña república. Después de una noche de parranda en “La Rayuela”, mi amigo Raúl Menjívar, arqueólogo e historiador, quien nos recibe en su casa cada que vamos de visita a su país, propone ir a visitar la antigua ciudad prehispánica de Cihuatán, al norte de San Salvador. Es muy temprano aún, pero tomamos el autobús hacia Aguileras, cerca de uno de los mercados principales de la ciudad y me sorprende lo que veo: un gran desfile de vendedores ambulantes subiéndose al camión para ofrecer sus variados productos: desde dulces y frutas tropicales, hasta refrescos enlatados y ropa, toda una romería que ensordece por el escándalo de la oferta y la demanda. El camino es ameno por la belleza del paisaje y no dejamos de lamentar que nuestra querida amiga Marielba (la Adelantada de Soyapango, como cariñosamente le digo yo) por causas de trabajo, no haya podido acompañarnos. Ya en el sitio arqueológico Raúl me advierte que no me vaya a reír, pero que Cihuatán fué utilizado en determinado momento del siglo XX para fomentar el nacionalismo entre los salvadoreños, por lo que se empezó a bombardearlos con ideas como el hecho de que ahí había palacios mas grandes que los de Oaxaca o Teotihuacán, e incluso que la pirámide principal era mas grande que las de México, ante lo cual no puedo evitar reírme un poco, pero el me vuelve a recalcar el por que de estas afirmaciones. Después de esta aclaración iniciamos el recorrido con una amplia información por parte de Raúl sobre la historia y los trabajos realizados en el sitio.
Me dice que fué en el año de 1878 que el viajero alemán-norteamericano Simeon Habel describe en su viaje una antigua ciudad prehispánica en el centro de la República de El Salvador, la cual no había podido conocer. En el año de 1925, el arqueólogo norteamericano Samuel Lothrop levanta un plano del Centro Ceremonial Poniente, a su vez que el arqueólogo salvadoreño Antonio Sol investiga la misma área y realiza excavaciones en la pirámide P-7 e investiga el único sector conocido de Cihuatán. En 1954 Stanley Boggs, nieto del presidente Warren G. Harding y fundador de la arqueología científica de El Salvador, promueve la protección e investigación científica de los sitios arqueológicos salvadoreños, gracias a lo cual el gobierno salvadoreño compra los terrenos en que se encuentra Cihuatán y lo declara Monumento Nacional en 1977.
En 1975 Karen Olsen Bruhns de la Universidad Estatal de San Francisco, inicia investigaciones en Cihuatán. William Fowller, de la Universidad de Vanderbilt, y graduado de la Universidad de Calgary, limpia el Centro Ceremonial Poniente y excava algunas estructuras. Este proyecto tenía como finalidad conocer la vida diaria de los antiguos habitantes de Cihuatán. Localizaron 181 estructuras al sur del Centro Ceremonial. En 1977, estudiantes de la Universidad Estatal de San Francisco y voluntarios del Earthwatch, excavan la plataforma de una casa humilde, un grupo doméstico de élite y una bodega en el Centro Ceremonial Oriente. El año siguiente se excavaron un edificio en la Terraza Poniente (P-16), una plataforma ceremonial también asociada con la Terraza Poniente (P- 22) y un barrio pequeño al oeste de la Terraza Poniente. A la vez, el reconocimiento y mapeo del sector sur localizó 110 edificios en esta área. Se levantó un plano nuevo y más detallado del Centro Ceremonial Poniente y el primer plano del Centro Ceremonial Oriental. En 1979, Jane kelly y estudiantes de la Universidad de Calgary levantan un plano y excavan en la Hacienda de San Dieguito, concluyendo con esto que Cihuatán fué una ciudad multicultural.
No sin un dejo de tristeza en su expresión, Raulito comenta que debido al conflicto armado que estalló en El Salvador en los años 1980´s, las investigaciones en este lugar se suspendieron y se reiniciaron hasta el año de 1993, en que Olsen Bruhns y Manuel López limpian el sur del sitio, encontrando un gran número de estructuras. A lo largo de todas estas investigaciones, han se obtenido los siguientes datos:
La ciudad fue construida y habitada, entre los años 900 y 1200 d.C. Posiblemente al principio fue habitada por pobladores de sitios del periodo clásico como San Andrés. Sus pobladores eran indígenas de diferentes grupos étnicos (mayas, lencas, pipiles, etc). Este es considerado como uno de los mayores sitios arqueológicos de El Salvador, con una extensión estimada en unos tres kilómetros cuadrados, situado en una loma, en un área rodeada por ríos en las cercanías del volcán de Guazapa. Estos datos si se los creo.
Cihuatán se construyó en una loma baja en la parte central del valle del río Acelhuate. Aparentemente se seleccionó el lugar por su posición, clave en el control del tráfico entre el Mar Caribe, Honduras, los valles florecientes y la llanura costera de El Salvador. El Centro Ceremonial Poniente se cerco por un muro, el cual probablemente sostuvo un palenque de madera. El nombre de Cihuatán significa "Lugar de la Mujer", nombre dado por creerse ver la silueta de una mujer ("cihua" en la lengua Pipíl ) acostada a lo largo de la loma del volcán de Guazapa y que se puede observar desde la plaza principal del Centro Ceremonial Poniente. Confieso que esta escena de la naturaleza ( el de la Cihua) ejerce en mi un efecto casi hipnotizante, pues el entorno de la plaza, sembrado por árboles de morro y la mística del lugar así lo permiten o lo inducen.
En el centro de la ciudad se encuentran los centros ceremoniales con sus pirámides, juegos de pelota, palacios, y otros edificios tanto cívicos como religiosos. Al lado oeste del muro se encuentra la Terraza Oeste, área en la cual probablemente se encontró el mercado central de la ciudad. Al este, al otro lado de una barranca, se encuentra el Centro Ceremonial Oriental.
Las plataformas de los centros ceremoniales fueron construidas de lajas delgadas de Talpuja (un tipo de toba volcánica), las cuales cubrieron un núcleo de barro. Las estructuras sostenidas por las plataformas se construyeron de bajareque (ramas de árbol u otras plantas cubiertas con barro) con techos de palma. Las plataformas y los edificios fueron pintados de colores brillantes como rojo y turquesa. Incensarios inmensos, del tipo Las Lajas, de mas de 1m de altura y con la forma de un reloj de arena, se colocaron en las esquinas de las plataformas ceremoniales, a los lados de las anchas escaleras.
Se distinguen barrios diferentes, cada uno con su propio grupo de edificios ceremoniales. Se sabe de la existencia de unos siete de estos centros ceremoniales subsidiarios y es posible que existan otros más. Solamente se han investigado los del barrio de San Dieguito, al norte de la ciudad.
El centro de Cihuatán se divide en la Terraza Oeste y en dos Centros Ceremoniales. El centro ceremonial Oriente, que ha sido escasamente investigado, comprende: La Acrópolis, El Palacio de los Señores de Cihuatán, que era la sede del gobierno de la ciudad, y varias estructuras residenciales y ceremoniales. El único Palacio Real descubierto hasta la fecha, en el sitio arqueológico de Cihuatán, fue construido con tendencia arquitectónica mexicana y es testigo de la influencia arquitectónica de pueblos prehispánicos que habitaron en el centro de México y que posiblemente emigraron hasta tierras salvadoreñas, donde dejaron evidencia de su construcción. Con las excavaciones iniciadas en 2005 se comprobó que el enorme edificio tenía una extensión de 2 mil 500 metros cuadrados, tenía un techo plano de azotea, sostenido por gruesas columnas de adobe, comprendía una enorme sala techada que medía 40 metros, y otros espacios pequeños que podrían haber sido las habitaciones. Menciona Raúl que fué Paúl Amaroli el primero en decir que para ver edificios similares había que ir al Valle de Oxaca, donde había algunos que tal vez se le podían comparar a este palacio sin igualarlo en dimensiones, el se ríe y yo no puedo evitarlo también. Entre las características particulares que señalan la influencia mexicana están los fragmentos hallados de gigantescos discos y almenas, los cuales eran colocados como adornos en las fachadas de los palacios. Paul Amaroli indicó que la estructura data aproximadamente del 950 - 1000 d. C., pertenece al postclásico temprano y tenía tres niveles. En el lugar vivía el gobernador con su familia, y además era ocupado para celebrar audiencias y otros asuntos oficiales.
Además del centro ceremonial oriente está el centro ceremonial Poniente donde se han realizado la mayoría de investigaciones. Comprende dos juegos de pelota, la pirámide principal P-7, un palacio (probablemente del sacerdote principal, ya que este se encuentra en el lado sur de la pirámide principal P-7), así como varias estructuras, que eran utilizadas para propósitos ceremoniales; el centro ceremonial poniente se encuentra rodeado por un muro, las estructuras centrales del centro ceremonial se encuentran entre dos terrazas y el juego de pelota oeste inicia a partir del muro. En la parte norte se encuentra el Juego de pelota Norte y en el centro, frente a la pirámide principal o P-7, se encuentra un templo circular con un piso adosado al frente en forma trapezoidal. Edificio, piso y patio, están hechos de cantos rodados. Este templo, por su forma, fué dedicado tal vez al culto de Ehécatl-Quetzalcóatl.
En las estructuras piramidales fué común el uso del talúd-tablero, y en estas, así como en los palacios y algunas plataformas, se utilizaron escalinatas amplias con alfardas muy anchas, las cuales en su parte superior terminan en Dados, elemento muy común en la arquitectura del postclásico en el centro de México, así como las murallas que delimitan a los centros ceremoniales y que recuerdan a los Coatepantli que delimitan los espacios sagrados en Tula, Tenayuca y Tenochtitlan.
Las casas de los macehuales se encuentran alrededor de los dos centros ceremoniales mayores. Estas eran muy parecidas a las casas modernas tradicionales de la misma región de El Salvador. Se construyeron de bajareque (armazón de palos cubiertas de barro), adobes, o piedra con mortero de barro. Las casas se erigieron sobre una plataforma baja rectangular hecha de cantos rodados, rellenada con una mezcla de barro y piedras más pequeñas. La parte de encima, el piso de la plataforma y la casa, se formaron de un nivel de piedras pequeñas cubiertas con una capa de barro duro. Hasta el presente se construyen los pisos de las casas campesinas de esa manera. Las casas tenían muros bajos de menos de un metro de altura. Tenían techos de dos aguas muy grandes hechas de palma formando una buena protección contra las tormentas y vientos fuertes. Estas casas quedaron secas a pesar del clima. Aunque las casas investigadas son similares en su modo de construcción, algunas diferencias en la ubicación de los edificios formando un solo hogar, indicaron que Cihuatán era una ciudad multi-étnica. Algunas de las casas se colocaron alrededor de un patio central a la manera típica de los Mayas. Otras casas se encuentran ubicados en una fila a lo largo de una terraza como se ve en las aldeas Lencas o Xincas.
A la cerámica de Cihuatan se la denomina Fase Guazapa, se encuentra en gran parte de lo que hoy son los departamentos de San Salvador, La Libertad y Cuscatlán. Las cerámicas principales de la Fase Guazapa son: la cerámica Mixteca Puebla, la cerámica Tohil Plomiza y la cerámica Nicoya polícroma. Cihuatán estaba muy influenciada por las ciudades de Tula y Chichen Itzá, además tuvo comercio con sitios de Veracruz en México, con los Mayas de Guatemala y otras culturas en Nicaragua y Costa Rica. En este lugar es común encontrar en el camino navajillas prismáticas y lascas de obsidiana, que por su color y composición, parecen provenir de la Sierra de las Navajas en México y el Chayal en Guatemala, según observaciones de Guillermo, quien es especialista en obsidianas.
Quizás los soberanos de Cihuatán pertenecían a una dinastía nueva la cual subía del colapso de los estados mayas de El Salvador y Honduras. Los líderes, la clase alta y los ciudadanos de Cihuatán eran gente de grupos étnicos diferentes viviendo juntos en una ciudad nueva para fines tanto comerciales como defensivos.
Cihuatán era una ciudad poderosa y próspera. Pero en el año 1200 d. c., fue destruída totalmente debido a las guerras y conflictos de la época provocados por la caída y el abandono de Tula. La ciudad se quemó con tan rapidez que la gente dejó todas sus pertenencias en los pisos de sus casas y patios. En el Centro Ceremonial Poniente todos los incensarios se encuentran quebrados en las gradas, lo que indica una tentativa de profanar los templos o una señal del desacato de los invasores contra los dioses y el gobierno de Cihuatán. No se sabe quienes eran los invasores, solamente que tuvieron éxito. Se abandonó Cihuatán y la selva regresó para cubrir nuevamente los restos de la ciudad. El mismo destino tuvieron las otras ciudades que se encontraban bajo el dominio de Cihuatán, como Las Marías, Santa María, Mucuyo, Monte Redondo y La Esmeralda.
Dejamos Cihuatán con una última mirada hacia la Cihua (mujer del volcán) y lanzando un suspiro con la promesa de regresar, ya que la belleza y el interés por la historia del lugar, casi nos impide retirarnos, pero Raulito ya nos tiene otras sorpresas para conocer en su bello país.

No hay comentarios: